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Historia y Arte
LOS GERMANOS
Antecedentes históricos - 2ª parte
Origen y situación de las tribus germánicas hacia el siglo III (continuación)
uméricamente, los germanos nunca representaron contingentes importantes, pero su carácter nómada, debido en parte a la práctica de una agricultura atrasada que pronto agotaba la tierra, hacía de estas tribus, necesitadas de grandes espacios, grupos de gran movilidad que pronto se dirigieron hacia el sur, hasta llegar a las fronteras del Imperio.
Así, desde el siglo I d. de C., comenzaron a asentarse en el limes, frenados en su avance por las legiones romanas. Allí, por su distribución geográfica y por sus afinidades lingüísticas, se puede hablar de dos grupos: el occidental, formado por francos, suevos, lombardos, anglos y sajones y el oriental, al que pertenecían godos (visigodos y ostrogodos), burgundios y vándalos.
Guerrero lombardo grabado en un disco
de oro del siglo VIII
El proceso de asentamiento de todos estos pueblos fue lento y desigual, pero desde época temprana los germanos se sintieron interesados en traspasar las fronteras. Por lo general lo hicieron de manera pacífica, pero en ocasiones el límite se traspasaba en forma de incursión violenta. Las entradas pacíficas pronto supusieron tratados de convivencia, según los cuales los pueblos germánicos actuaban como federados de Roma. Esto suponía para los romanos la ventaja de contar con grupos guerreros capaces de actuar como fuerza de choque en unas zonas fronterizas, por las que no debían sentirse muy atraídos.
Hacia el siglo III, este sistema de federaciones comenzó a resultar más práctico ante la situación de crisis y decadencia del Imperio, que veía más difícil mantener las legiones que aceptar en calidad de federadas a unas tribus que no le costaban nada, aun cuando eso suponía tolerar en el seno del Imperio el poder, hasta cierto punto independiente, de los jefes de esas tribus. Esta situación significó, paralelamente, un proceso de romanización de los germanos, limitado, pero importante para el futuro.